1. —¿Son ciertas estas acusaciones? —le preguntó el sumo sacerdote.
2. Él contestó:—Hermanos y padres, ¡escúchenme! El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham cuando éste aún vivía en Mesopotamia, antes de radicarse en Jarán.
3. “Deja tu tierra y a tus parientes —le dijo Dios—, y ve a la tierra que yo te mostraré.”
4. »Entonces salió de la tierra de los caldeos y se estableció en Jarán. Desde allí, después de la muerte de su padre, Dios lo trasladó a esta tierra donde ustedes viven ahora.
5. No le dio herencia alguna en ella, ni siquiera dónde plantar el pie, pero le prometió dársela en posesión a él y a su descendencia, aunque Abraham no tenía ni un solo hijo todavía.