20. ¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre este templo, el lugar donde decidiste habitar, para que oigas la oración que tu siervo te eleva aquí!
21. Oye las súplicas de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Oye desde el cielo, donde habitas; ¡escucha y perdona!
22. »Si alguien peca contra su prójimo y se le exige venir a este templo para jurar delante de tu altar,
23. óyelo tú desde el cielo y juzga a tus siervos. Condena al culpable, y haz que reciba su merecido; absuelve al inocente, y vindícalo por su rectitud.
24. »Si tu pueblo Israel es derrotado por el enemigo por haber pecado contra ti, y luego se vuelve a ti para honrar tu nombre, y ora y te suplica en este templo,
25. óyelo tú desde el cielo, y perdona su pecado y hazlo regresar a la tierra que les diste a ellos y a sus antepasados.