57. Finalmente unos hombres se pusieron de pie y dieron el siguiente falso testimonio:
58. «Nosotros lo oímos decir: “Yo destruiré este templo hecho con manos humanas y en tres días construiré otro, no hecho con manos humanas”».
59. ¡Pero aun así sus relatos no coincidían!
60. Entonces el sumo sacerdote se puso de pie ante todos y le preguntó a Jesús: «Bien, ¿no vas a responder a estos cargos? ¿Qué tienes que decir a tu favor?».
61. Pero Jesús se mantuvo callado y no contestó. Entonces el sumo sacerdote le preguntó:—¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?
62. Jesús dijo:—Yo Soy. Y ustedes verán al Hijo del Hombre sentado en el lugar de poder, a la derecha de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
63. Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras en señal de horror y dijo: «¿Para qué necesitamos más testigos?
64. Todos han oído la blasfemia que dijo. ¿Cuál es el veredicto?».«¡Culpable! —gritaron todos—. ¡Merece morir!».
65. Entonces algunos comenzaron a escupirle, y le vendaron los ojos y le daban puñetazos. «¡Profetízanos!», se burlaban. Y los guardias lo abofeteaban mientras se lo llevaban.
66. Mientras tanto, Pedro estaba abajo, en el patio. Una de las sirvientas que trabajaba para el sumo sacerdote pasó
67. y vio que Pedro se calentaba junto a la fogata. Se quedó mirándolo y dijo:—Tú eres uno de los que estaban con Jesús de Nazaret.
68. Pero Pedro lo negó y dijo:—No sé de qué hablas.Y salió afuera, a la entrada. En ese instante, cantó un gallo.
69. Cuando la sirvienta vio a Pedro parado allí, comenzó a decirles a los otros: «¡No hay duda de que este hombre es uno de ellos!».
70. Pero Pedro lo negó otra vez.Un poco más tarde, algunos de los otros que estaban allí confrontaron a Pedro y dijeron:—Seguro que tú eres uno de ellos, porque eres galileo.
71. Pedro juró:—¡Que me caiga una maldición si les miento! ¡No conozco a ese hombre del que hablan!
72. Inmediatamente, el gallo cantó por segunda vez.De repente, las palabras de Jesús pasaron rápidamente por la mente de Pedro: «Antes de que cante el gallo dos veces, negarás tres veces que me conoces»; y se echó a llorar.