11. Porque el oído que oía me llamaba bienaventurado, Y el ojo que veía daba testimonio de mí;
12. Porque yo libraba al pobre que clamaba, Y al huérfano que no tenía quien lo ayudara.
13. Venía sobre mí la bendición del que estaba a punto de perecer, Y el corazón de la viuda yo llenaba de gozo.
14. De justicia me vestía, y ella me cubría; Como manto y turbante era mi derecho.
15. Ojos era yo para el ciego, Y pies para el cojo.
16. Padre era para los necesitados, Y examinaba la causa que no conocía.
17. Quebraba los colmillos del impío, Y de sus dientes arrancaba la presa.
18. Entonces pensaba: 'En mi nido moriré, Y multiplicaré mis días como la arena.
19. Mi raíz se extiende hacia las aguas, Y el rocío se posa de noche en mi rama.
20. Conmigo siempre es nueva mi gloria, Y mi arco en mi mano se renueva.'
21. Me escuchaban y esperaban, Y guardaban silencio para oír mi consejo.