9. Entonces esta ciudad será honra para mí, me dará gozo y será para mí fuente de reconocimiento y gran fama ante todas las naciones de la tierra. Los pueblos del mundo verán el bien que le hago a mi pueblo y estarán asombrados de todos los bienes que les concederé a Judá e Israel.
10-11. El Señor declara que las alegres voces de los novios y las desposadas, y los jubilosos cánticos de los que traen ofrendas de gratitud al SEÑOR se escucharán otra vez en esta tierra sentenciada. El pueblo cantará: «¡Rindan homenaje al SEÑOR! ¡Porque es bueno y su capacidad de perdonar no tiene límites!» Y es que daré a esta tierra mayor felicidad y prosperidad de la que nunca tuvo.
12. Este país, aunque toda persona, animal y ciudad de ella estén sentenciados, nuevamente verán pastores conduciendo ovejas y corderos.
13. Nuevamente sus rebaños se multiplicarán en los pueblos montañosos y en las ciudades al este de la llanura filistea, en todas las ciudades del sur, en la región de Benjamín, en la cercanía de Jerusalén y en todas las ciudades de Judá.
14. ¡Sí, día viene, dice el SEÑOR, cuando yo haré por Israel y Judá todo el bien que les prometí!
15. Y en aquel tiempo haré subir al trono al verdadero Hijo de David, y él gobernará con justicia.
16. Y en aquel día los de Judá y Jerusalén vivirán en seguridad y su lema será: «El SEÑOR es nuestra justicia».
17. Porque el SEÑOR declara que desde entonces en adelante David tendrá por siempre un heredero que ocupe el trono de Israel.
18. Y habrá siempre levitas que presenten ofrendas quemadas, ofrendas de granos y sacrificios al SEÑOR.
19. Llegó luego a Jeremías este mensaje del SEÑOR: