9. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó:—No cuenten esta visión a nadie hasta que el Hijo del hombre haya resucitado.
10. Los discípulos le preguntaron:—¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero?
11. Jesús les contestó:—Es cierto que Elías ha de venir y ha de ponerlo todo en orden.
12. Pero yo les aseguro que Elías ya vino, aunque ellos no lo reconocieron, sino que lo maltrataron a su antojo. Y el Hijo del hombre va a sufrir de la misma manera a manos de ellos.
13. Entonces los discípulos cayeron en la cuenta de que Jesús estaba refiriéndose a Juan el Bautista.
14. Cuando volvieron a donde estaba la gente, un hombre se acercó a Jesús y, puesto de rodillas delante de él,
15. le dijo:—Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques que le hacen sufrir lo indecible y muchas veces se arroja al fuego o al agua.
16. Lo he traído a tus discípulos, pero no han podido sanarlo.
17. Jesús exclamó:—¡Gente incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo habré de estar entre ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme aquí al muchacho.
18. Enseguida dio una orden, salió del muchacho el demonio y en aquel mismo instante quedó curado.
19. Más tarde se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron aparte:—¿Por qué nosotros no pudimos expulsar ese demonio?
20. Jesús les contestó:—Porque ustedes no tuvieron fe. Les aseguro que si tuvieran fe, aunque solo fuera como un grano de mostaza, le dirían a este monte: «¡Quítate de ahí y ponte allí!», y el monte cambiaría de lugar. Nada les resultaría imposible.
21. [Pero este género de demonios solo sale por medio de la oración y el ayuno].
22. Estando todos reunidos en Galilea, Jesús dijo a sus discípulos:—El Hijo del hombre va a ser entregado a hombres