2. Entonces alguien avisó al rey de Jericó:—Mira, unos israelitas han entrado aquí esta tarde para reconocer el país.
3. El rey de Jericó mandó este recado a Rajab:—Haz salir a los hombres que han entrado en tu casa, porque han venido para reconocer toda la región.
4. Pero la mujer escondió a los dos hombres y respondió:—Es cierto que esos hombres han venido a mi casa, pero yo no sabía de dónde procedían;
5. cuando, al anochecer, estaba a punto de cerrarse la puerta de la ciudad, esos hombres salieron y no sé adónde han ido. Si os dais prisa en perseguirlos, los alcanzaréis.
6. Pero ella los había hecho subir a la terraza y los había escondido entre unos manojos de lino que tenía amontonados allí.
7. Salieron unos hombres en su persecución hacia los vados del Jordán, y la puerta de la ciudad se volvió a cerrar en cuanto los perseguidores salieron tras ellos.
8. Todavía no se habían acostado los espías, cuando Rajab subió a la terraza, donde ellos estaban,