1. Hermanos, deseo con todo mi corazón y le pido a Dios que salve a los israelitas.
2. Soy testigo de que buscan a Dios con ardor, pero sin el debido conocimiento.
3. Desconocen, en efecto, la fuerza salvadora divina y pretenden hacer valer la suya propia sin querer someterse a la de Dios.
4. Pero Cristo constituye el punto final de la ley y por él restablece Dios en su amistad a todo creyente.
5. En cuanto a la fuerza salvadora de la ley, así escribe Moisés: Quien cumpla la ley, encontrará vida en ella.