10. La avaricia, en efecto, es la raíz de todos los males y, arrastrados por ella, algunos han perdido la fe y ahora son presa de múltiples remordimientos.
11. Pero tú, que eres hombre de Dios*, huye de todo eso y busca con ahinco la rectitud, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la dulzura.
12. Mantén valerosamente el noble combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que Dios te ha llamado y de la que has hecho tan noble profesión delante de muchos testigos.
13. En presencia de Dios, que infunde vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que rindió ante Poncio Pilato el más bello testimonio, te pido solemnemente