28. El sacerdote hará expiación ante el Señor por esa persona que ha pecado por inadvertencia, cometiendo así una falta involuntaria; hará expiación por ella y será perdonada.
29. Utilizaréis el mismo ritual con respecto a quien peque involuntariamente, tanto si es ciudadano israelita como si es un residente extranjero que vive entre vosotros.
30. Pero la persona, sea ciudadano nativo o residente extranjero, que cometa un pecado a sabiendas, ultraja al Señor y debe ser extirpada de su pueblo.
31. Por cuanto menospreció la palabra del Señor y violó su mandamiento, esa persona será inexorablemente extirpada [del pueblo] y cargará con las consecuencias de su pecado.
32. Estando los israelitas en el desierto, sorprendieron a un hombre que estaba recogiendo leña en sábado.
33. Los que lo hallaron realizando tal actividad, lo llevaron ante Moisés, Aarón y toda la comunidad,
34. y lo pusieron bajo custodia, porque aún no estaba especificado qué se debía hacer en tales casos.
35. Entonces el Señor dijo a Moisés:— Esa persona debe ser condenada a muerte y toda la comunidad* deberá darle muerte a pedradas, fuera del campamento.
36. Entonces la comunidad sacó al culpable fuera del campamento y lo apedrearon hasta darle muerte, tal como el Señor había mandado a Moisés.
37. El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
38. — Manda a los israelitas que ellos y todos sus descendientes se hagan borlas en los bordes de sus vestidos y que las aten con un cordón de color púrpura violeta.
39. Esto os servirá de señal para que, cuando lo veáis, os acordéis de todos los mandamientos del Señor y los obedezcáis, apartando así vuestro corazón y vuestros ojos de esos deseos inconfesables que os conducen a la infidelidad.
40. De esta manera recordaréis y cumpliréis todos mis mandamientos, viviendo como consagrados a mí que soy vuestro Dios.
41. Yo, el Señor, soy vuestro Dios que os saqué de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo soy el Señor, vuestro Dios.