Si os parece impura vuestra heredad, venid al territorio que constituye sin lugar a dudas la heredad del Señor, donde él ha establecido su morada, y adquirid una heredad en medio de nosotros. Pero no os rebeléis contra el Señor, ni nos hagáis cómplices de vuestra rebeldía al construiros un altar distinto del altar del Señor nuestro Dios.