22. Tres días después Labán recibió la noticia de que Jacob había huido.
23. Entonces, acompañado de sus parientes, salió en su búsqueda; después de siete días lo alcanzó en los montes de Galaad.
24. Pero esa misma noche Dios se apareció en sueños a Labán, el arameo, y le dijo:— ¡Que no se te ocurra hacer reproche alguno a Jacob, ni para bien ni para mal!