8. Por eso, así dice el Señor Dios: Voy a traer contra ti la espada, que extirpará de ti personas y animales.
9. Egipto quedará desolado y en ruinas, y reconocerán que yo soy el Señor. Por haber dicho: “Mío es el Nilo, yo mismo lo hice”,
10. aquí estoy contra ti y contra tu Nilo; convertiré la tierra de Egipto en ruina y desolación, desde Migdol hasta Asuán y hasta la frontera de Etiopía.
11. No la pisarán ni personas ni animales; quedará deshabitada durante cuarenta años.
12. Convertiré a Egipto en el más desolado de los países; sus ciudades serán las más arruinadas y asoladas, durante cuarenta años. Dispersaré a los egipcios por las naciones, los aventaré por los países.
13. Porque esto dice el Señor Dios: Al cabo de cuarenta años reuniré a los egipcios de entre los pueblos adonde fueron dispersados.
14. Cambiaré la suerte* de los egipcios y los haré volver a la tierra de Patrós, su país de origen, donde formarán un reino modesto.
15. Será el más modesto de los reinos y no volverá a elevarse por encima de las naciones; haré que sea minúsculo para que no se imponga a las naciones.
16. Israel ya no pondrá en él su confianza, al recordar la culpa contraída por haberlo seguido. Y reconocerán que yo soy el Señor Dios.
17. El año vigésimo séptimo, el día uno del primer mes, el Señor me dirigió la palabra:
18. — Hijo de hombre, Nabucodonosor, rey de Babilonia, empleó a su ejército en una violenta campaña contra Tiro. Toda cabeza quedó rapada y toda espalda llagada, pero ni él ni su ejército sacaron provecho de la campaña desatada contra Tiro.
19. Por eso, esto dice el Señor Dios: Voy a entregar a Nabucodonosor, rey de Babilonia, el país de Egipto. Saqueará sus riquezas, lo expoliará y lo entregará al pillaje, y servirá de paga a su ejército.