38. Luego se fue a esperar al rey junto al camino, disfrazado con una venda en los ojos.
39. Cuando pasó el rey, el profeta le dijo a voces:— Cuando tu servidor estaba en el fragor de la batalla, un hombre se acercó y me entregó un prisionero, encargándome: “Vigila a este hombre y, como llegue a escapar, lo pagarás con tu vida o con un talento de plata”.
40. Pero mientras tu servidor andaba ocupado en otras cosas, el prisionero desapareció.El rey de Israel le dijo:— ¡Tú mismo acabas de pronunciar tu sentencia!