6. Tenía dos hijos, pero un día pelearon en el campo y no hubo quién pudiera detenerlos hasta que uno mató al otro.
7. Ahora toda la familia está en contra mía y me dicen que les entregue al asesino para matarlo y vengar así a su hermano. Mi hijo es lo último que me queda. Si lo matan, me quedaré sin nadie. Él es el único que queda vivo para heredar a su papá. Mi difunto esposo no tendrá descendencia y sus pertenencias pasarán a manos de otro.
8. Entonces el rey le dijo a la mujer: —Regresa a tu casa que yo me encargaré de este asunto.
9. La mujer de Tecoa le dijo al rey: —Deje Su Majestad que la culpa caiga sobre mí, pues Su Majestad es inocente.
10. El rey le dijo: —Si alguien te amenaza, tráemelo y no volverá a molestarte.
11. La mujer le dijo: —Invoque Su Majestad el nombre del SEÑOR su Dios para que no me molesten más y no deje que castiguen a mi hijo por la muerte de su hermano, que no muera también este otro hijo. David dijo: —Tan cierto como que el SEÑOR vive que no tocarán ni un solo cabello de la cabeza de tu hijo.
12. La mujer dijo: —Permita Su Majestad que esta sierva suya diga algo más. El rey le dijo: —Habla.