Como estamos a punto de celebrar la purificación del Templo, el día veinticinco del mes de Quisleu, nos ha parecido oportuno escribirles, para que ustedes también celebren la fiesta de las Enramadas* y se acuerden del fuego que apareció, cuando Nehemías, habiendo ya reconstruido el Templo y el altar, ofreció sacrificios.