21. pues te tenía miedo, porque eres un hombre exigente, que recoges lo que no depositaste y siegas lo que no sembraste."
22. El le contestó: "Siervo inútil, por tus propias palabras te voy a juzgar. ¿Sabías que yo soy un hombre exigente, que recojo lo que no deposité y siego lo que no sembré?
23. "Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco, y al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses?"
24. Y dijo a los que estaban presentes: "Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas."
25. Y ellos le dijeron: "Señor, él ya tiene diez minas."
26. Os digo, que a cualquiera que tiene, más le será dado, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
27. Pero a estos mis enemigos, que no querían que reinara sobre ellos, traedlos acá y matadlos delante de mí.
28. Habiendo dicho esto, iba delante, subiendo hacia Jerusalén.
29. Y aconteció que cuando se acercó a Betfagé y a Betania, cerca del monte que se llama de los Olivos, envió a dos de los discípulos,
30. diciendo: Id a la aldea que está enfrente, en la cual, al entrar, encontraréis un pollino atado sobre el cual nunca se ha montado nadie; desatadlo y traedlo.
31. Y si alguien os pregunta: "¿Por qué lo desatáis?", de esta manera hablaréis: "Porque el Señor lo necesita."
32. Entonces los enviados fueron y lo encontraron como El les había dicho.
33. Mientras desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?