31. y dijo a Jeroboam: «Toma para ti diez pedazos, porque el Señor, Dios de Israel, te dice: “Voy a quitarle el reino a Salomón, y a darte a ti diez tribus.
32. A Salomón le dejaré sólo una tribu, por consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que he escogido entre todas las ciudades de las tribus de Israel.
33. Porque Salomón me ha rechazado, y se ha puesto a adorar a Astarté, diosa de los sidonios; a Quemós, dios de los moabitas; y a Milcom, dios de los amonitas. Sus hechos no han sido buenos a mis ojos, y no ha cumplido mis leyes y decretos como lo hizo David, su padre.
34. Sin embargo, no le quitaré todo el reino, sino que lo mantendré como gobernante mientras viva, por consideración a mi siervo David, a quien escogí, y quien cumplió mis mandamientos y mis leyes.
35. Pero le quitaré el reino a su hijo, y te lo entregaré a ti; es decir, diez tribus.
36. Sólo dejaré una tribu a su hijo, para que la lámpara de David, mi siervo, se mantenga siempre encendida ante mí en Jerusalén, la ciudad que escogí como residencia de mi nombre.
37. Yo te tomaré a ti, para que reines sobre todo lo que quieras y seas el rey de Israel.
38. Y si obedeces todo lo que yo te mande y tus hechos son rectos a mis ojos, y si cumples mis leyes y mandamientos, como lo hizo David, mi siervo, yo estaré contigo y estableceré firmemente tu dinastía, como establecí la de David; y te entregaré Israel.
39. En cuanto a la descendencia de David, la castigaré por este motivo, pero no para siempre.”»
40. Por causa de esto, Salomón procuró matar a Jeroboam; pero Jeroboam huyó a Egipto, donde reinaba Sisac, y allí se quedó hasta la muerte de Salomón.
41. El resto de la historia de Salomón y de su sabiduría, y de todo lo que hizo, está escrito en el libro de las crónicas de Salomón.
42. Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel durante cuarenta años,
43. y cuando murió lo enterraron en la Ciudad de David, su padre. Después reinó en su lugar su hijo Roboam.