22. Después se puso Salomón delante del altar del Señor, y en presencia de toda la comunidad israelita extendió sus manos al cielo
23. y exclamó: “Señor, Dios de Israel: ni en el cielo ni en la tierra hay un Dios como tú, que cumples tu pacto y muestras tu bondad para con los que te sirven de todo corazón;
24. que has cumplido lo que prometiste a tu siervo David, mi padre, uniendo así en este día la acción a la palabra.
25. Por lo tanto, Señor, Dios de Israel, cumple también lo que prometiste a tu siervo David, mi padre: que no le faltaría un descendiente que, con tu favor, subiera al trono de Israel, con tal de que sus hijos cuidaran su conducta y se comportaran en tu presencia como él se comportó.