12. Como señal, encontraréis al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.”
13. En aquel momento, junto al ángel, aparecieron muchos otros ángeles del cielo que alababan a Dios y decían:
14. “¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!”
15. Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros:–Vamos, pues, a Belén, a ver lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado.
16. Fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre.
17. Al verlo se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño,
18. y todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores.
19. María guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente.
20. Los pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho.
21. A los ocho días circuncidaron al niño y le pusieron por nombre Jesús, el mismo nombre que el ángel había dicho a María antes de que estuviera encinta.
22. Cuando se cumplieron los días en que ellos debían purificarse según manda la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor.
23. Lo hicieron así porque en la ley del Señor está escrito: “Todo primer hijo varón será consagrado al Señor.”
24. Fueron, pues, a ofrecer en sacrificio lo que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones.
25. En aquel tiempo vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era un hombre justo, que adoraba a Dios y esperaba la restauración de Israel. El Espíritu Santo estaba con él
26. y le había hecho saber que no moriría sin ver antes al Mesías, a quien el Señor había de enviar.
27. Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús entraban para cumplir con lo dispuesto por la ley,
28. Simeón lo tomó en brazos, y alabó a Dios diciendo:
29. “Ahora, Señor, tu promesa está cumplida:ya puedes dejar que tu siervo muera en paz.
30. Porque he visto la salvación
31. que has comenzado a realizarante los ojos de todas las naciones,